miércoles, 9 de enero de 2013

Gracias al cepo, Cariló recibe más gente

Fue elegida por muchas familias que hasta el año pasado iban a Punta del Este
Por Evangelina Himitian | LA NACION



CARILÓ.- Después de años de pasar sus vacaciones en Punta del Este con su familia, este verano Magdalena Lacoste y Ormando Saavedra decidieron hacer un cambio. En lugar de cruzar el río e instalarse en La Barra, eligieron Cariló. ¿La razón? El cepo cambiario, la falta de dólares y, sobre todo, la incertidumbre de no poder estimar cuánto iban a terminar gastando.
"Cuando empezamos a planificar el veraneo, la primera opción fue Punta del Este, como siempre. Pero hay tantas trabas que decidimos optar por un plan B", cuenta Magdalena.
Esta decisión, igual a la que tomaron muchas otras familias, explica por qué Cariló está viviendo una gran temporada. En la vecina Pinamar no ocurrió lo mismo: apenas se ocupó el 70% de la capacidad.
Cientos o miles de veraneantes acostumbrados a irse de vacaciones a Uruguay, a Brasil o a otros países, este año decidieron mudar el descanso al más exclusivo de los balnearios de la costa argentina.
Un buen reflejo de esta situación es que se alquilaron casas por hasta 80.000 dólares la temporada, según informó a LA NACION el secretario de Turismo local, Alfredo Baldini. Esos valores corresponden a modernas y muy confortables casas vidriadas ubicadas sobre la playa, con jacuzzi y vista al mar, entre otros servicios premium .
En promedio, el alquiler de una casa para cuatro personas en Cariló es de 25.000 pesos la quincena. El alquiler de carpas en la playa alcanza los 13.000 pesos el mes de enero, a razón de entre 500 y 600 pesos el día, según el balneario. Y sólo queda el 10% de las carpas disponibles.
Los adolescentes de la familia Saavedra Lacoste encontraron que Cariló era demasiado tranquilo para ellos. Por eso decidieron instalarse con amigos, uno de ellos en Villa Gesell y otro en Pinamar. Las otras dos hijas, María Florentina, de 22 años e Isabel, de 7, en cambio se sumaron al plan de vacaciones familiares lejos del ruido.
"Es hermoso, pero los adolescentes lo encuentran demasiado calmo", apunta Ormando, que es productor agropecuario.
Otro claro indicio de que Cariló ha capitalizado al público que no fue a Punta del Este por el cepo cambiario son las conversaciones playeras. Familias enteras que durante años se encontraban en el Este, esta vez han tenido su punto de encuentro en las arenas de Cariló.
Como los Bredeston, los Eusebio y los Cuminetti. Hasta el año pasado, Punta del Este los reunía durante el verano. Esta vez, todas en lugar de hacerlo en Manatiales volvieron a reunirse en el balneario Hemingway, el más exclusivo de Cariló.
"El cepo nos reunió acá", explica Alejandrina Bredeston, que es odontóloga, mientras juega a las cartas con Carlos, su esposo, con su hija Luján, de 16 años y Eliseo, el novio de la adolescente.
"Cariló es bastante tranquilo y para descansar es ideal. Alquilamos una casa en el bosque, estamos cerca de la playa. Nos salió bien. Fue todo un cambio, pero creo que la vamos a pasar muy bien. En Punta del Este salir a comer afuera, alquilar una casa, todo se volvió carísimo. Acá no es menos, pero por lo menos sabemos más o menos cuánto nos van a salir las vacaciones", detalla Carlos.
¿Tradicionalmente quiénes eligen Cariló para pasar sus vacaciones? Empresarios que prefieren el bajo perfil y que reparten su día entre la playa y el golf, médicos de renombre, políticos y funcionarios que se sienten más protegidos de los flashes en una casa en mitad del bosque que en una playa extraconcurrida. Así como Punta del Este o Pinamar parecen ser lugares ideales para mostrarse, Cariló parece ser el lugar ideal para esconderse. Aquí, la característica es el lujo de bajo perfil. Pero este año, el cepo cambiario se convirtió sin dudas en "el factor Cariló".
Cariló tiene una capacidad para alojar a 6000 personas, la mayoría en apart hotels, que cuestan entre $ 10.000 y $ 30.000 la semana. Pero también se destacan las lujosas propiedades de madera y piedra, que tienen espacio para más de diez personas. Alquilar una casa de esas características ronda los $ 80.000 el mes.
Federico López es abogado y está instalado con su familia en una gran casa que alquilaron sus suegros. También invitaron a la hermana de su esposa con toda su prole. "Los abuelos están contentos porque estamos todos juntos. Y al alquilar una casa grande y cerca, podemos ir y venir de Buenos Aires", contó mientras jugaba en la orilla con su hijo Benjamín y su sobrina Clara, ambos de tres años.
Por aquí sólo hay tres balnearios: Hemingway, que ofrece una gran variedad de servicios, desde actividades para chicos hasta un spa instalado en plena playa; Chao Montesco, con un perfil más familiar, y Cozumel, el más tradicional. También hay un parador de playa, con un restaurante y alquiler de sombrillas: Divisadero.
Los servicios de playa son un plus muy valorado por quienes eligen Cariló. En Hemingway, el spa que se instaló bajo las galerías de madera permite someterse a tratamientos estéticos o a entregarse a masajes descontracturantes sin necesidad de dejar la arena.
Diego Rosso y Jeannette Velazquez volvieron a Cariló después de cinco años, con cuatro hijos: Camila, de 15 años, Fausto de 12, Camila, de 11 y Marcos de 6. Diego es gerente del banco HSBC y cuenta que los últimos veranos los pasaron en el exterior. "El Caribe y Estados Unidos, básicamente", detalla Jeannete.
"Este año elegimos vacaciones en Argentina. Bueno, elegimos o tuvimos que optar, porque con la complicación de conseguir dólares y todo el tema del cepo, tuvimos que cambiar de planes. A Cariló lo encontramos más grande y bastante desorganizado", agrega. Alquilaron una casa a cuatro cuadras de la playa y decidieron quedarse todo el mes.